Mi Experiencia como Docente y Acompañante Terapéutico

       En esta ocasión vengo a mostrarles mi humilde y pequeña contribución al labor docente, digo pequeña porque no son muchos los años de experiencia que llevo trabajando en este rubro, tan apasionante y maravilloso que tuve la gracia de conocer. Gratos e inolvidables momentos compartidos en las aulas con l@s alumn@s, docentes y familiares; también momentos no tan gratos, pero producentes, ya que de los errores también se aprende. No es fácil ser educador en estos tiempos, donde llevamos un estilo de vida acelerado y a veces distorsionado, donde el/la docente, muchas veces es puest@ en un lugar de omnipotente, donde depositar todas las expectativas, que no siempre son satisfechas, motivos por los cuales hicieron me alejase y correrme de este rol.

     Por otro lado mi paso por los hospicios, centros terapéuticos y hospitales de día, centros de rehabilitación, escuelas especiales; trabajando como Acompañante Terapéutico, hicieron despertar en mí,

otra pasión no antes descubierta, que es la locura, entenderla, aunque en realidad no se tienen que entender, porque si así fuera dejaría de ser locura. Entender que los locos no lo son tanto y que los normales un poco locos estamos, entender que el loco es estigmatizado y etiquetado como tal, para guardarlo en alguno de estos centros - depósitos, donde terminan quitándoles lo poco que les queda de normales, para volverlos locos del todo, porque en ellos se reflejan todas las miserias de su entorno familiar y social. En ellos noté la sinceridad y humildad que muchos normales no suelen tener. En ellos pude entender que su locura parte del sufrimiento por haber sidos negados, negados de amor, si embargo el amor y el agradecimiento constante por ayudarlos, es inmenso e incomparable...